Las reunificaciones nos las van a ofrecer los bancos a través de préstamos por los que podamos reunir todas nuestras cuotas en una, es decir un préstamo global que aúne todas nuestras deudas. Lo que hay que tener en cuenta es que estos préstamos llevan intereses y al final acabaremos pagando más por la totalidad de nuestra deuda, aunque al principio se nos pueda hacer más fácil afrontar su pago, de hecho es una de las formas de muchas personas de llegar al sobreendeudamiento.

La solución que nos ofrece la Ley de Segunda Oportunidad es a esa totalidad de la deuda hacerle una quita (reducir o cancelar una parte). Por ejemplo si hacemos una quita del 30% a una deuda de 20.000€ quedarían automáticamente cancelados 6.000€ de esa deuda). El resto, lo que quede por pagar tras quitar esos 6.000€ se va a aplazar al tiempo suficiente sin intereses de manera que nos quede otra cuota asumible. De nuevo la diferencia con la reunificación es que aquí no hay intereses por reunificar o aplazar esa deuda.

Todo ello siempre y cuándo la fase con la que terminemos el proceso no sea la fase judicial, en la que la cancelación será del 100%.